domingo, 24 de abril de 2011

última aventura del viejo embajador

de Manuelaugusto Vaught Alcocer, el Lunes, 25 de abril de 2011 a las 0:14







En Un tranvía llamado deseo Blanche Dubois dice: “Siempre he confiado en la amabilidad de los desconocidos”, algo que como cuenta en sus Memorias le pasaba mucho a Tennessee Williams: “En realidad era cierto. Yo había confiado siempre en esa amabilidad, y rara vez me había defraudado. De hecho, me atrevería a decir que los desconocidos, las amistades fortuitas, me han demostrado más generosidad que los amigos... lo cual no dice mucho en mi favor”.



Así me pasó hace poco con una persona hasta este mágico momento, desconocida. Me cautivó su deseo de liberación, de salir de la cárcel de un hogar donde prevalece la autoridad del marido. Y fue lo suficientemente generosa para prestar atención a mi discurso.



A v eces, la casualidad va más allá. Se llega a compartir otro momento gentil con esa bella y sonriente serena sirena que inopinada y casualmente apareció en el livngroom de livingstone y la piedraviva se torna movediza y la halla en un mensaje de su correo y para su sorpresa allí está, otra vez, present, creando expectativas.

A partir de ese momento surgió en mí la necesidad de buscar su apoyo, su orientación, su consejo para emprender una tarea que se me antoja superior a mis escasas fuerzas de anciano. La de crear una lista bibliográfica con algunas joyas que tengo en mi pequeña biblioteca de Mediz Bolio (entre otras, obras del propio don Antonio Mediz, poeta insigene y diplomático ilustre de mi tierra).



Pero, para lograr ese pacto amistoso, esa afinidad y conexión entre mundos tan distantes en idiosincracia, en edad y en ambientes, me temo que debe acontecer algo así como un mágico y súbito deseo de asomarse al mundo del viejo escritor para aprovecharlo en ulteriores experiencias. Después de todo siempre hay curiosidad por aprender en gentes tan inteligentes y despiertas. Pero, asimismo, me temo que sienta cierto miedo ante lo desconocido, como sucede en la primera etapa de una verdadera transformación.

Pues, como me dijo, una amiga de Xochi, recientemente:



Una amistad dificulta. la edad que tiene la facha. mire que yo soy muchacha y usted es persona adulta...



No, esta señora es más sabia y menos convencional. Con ese utópico pensamiento me quedo esperanzado. Quizá me llame algún día y espero. sinceramente, que sea pronto.



ESTE TEMA YA LO TRATÉ EN UN RELATO CORTO QUE INSPIRÓ A GARCÍA MÁRQUEZ y que puedes hallar en este blog;

http://livingstonvaught.blogspot.com/



Y el tema es la desaparición del viejo ante el olímpico rechazo de la joven que nunca quiso ser su amiga.

El relato comienza así:





Cosa extraña ésta de envejecer, querida. Por favor ayúdame a no ser un viejo...no conozco del arte de atardeceres. Me rehúso a tener blanca la barba, rosácea la calva y no quisiera arrastrar los pies..... No usaré bigote para que el bosque de Hull, resplandeciente de hielo, trepe con su nieve a mis contraídos labios, molestándome con la triste obsesión de que pareceré Santa Claus, por lo que tendré que carcajear cuando tenga ganas de llorar.....porque es con el adolescente que se ha resistido a dejar de serlo, con el que la vida se refocila obligándolo a cometer ridiculeces.... Y la inevitable confrontación con las pubescentes candorosas verdaderamente me atormentaría, me angustiaría, me mataría ¡de una vez y para siempre!.....Y lo que te contaré pasará fatalmente, si permites Pilarica, que llegue a vejete...